¿Cómo sacar un diente flojo en niños?
Alrededor de los 3 meses, los bebés empiezan a explorar el mundo con su boca, tienen más saliva y comienzan a ponerse las manos en la boca. Los primeros dientes del niño, erupcionan en la cavidad oral aproximadamente a los seis meses de vida y para los padres, esto es el inicio de una nueva aventura. Muchas veces, nos encontramos frente a situaciones como la de sacar un diente flojo. A veces estamos lejos de casa, o imposibilitados para acceder a una atención odontológica y tenemos que tomar el control de la situación y buscar la mejor manera para poder extraer el diente flojo del más pequeño del hogar.
En este artículo te vamos a contar algunas técnicas existentes para sacar un diente flojo, los riesgos que éstas implican y cuál es según Bis Salud la mejor solución. ¡Continúa leyendo!
Dientes flojos en niños
Los niños comienzan a perder su primer juego de dientes alrededor de los 6 o 7 años. Por lo general, los primeros dientes que se caen son los que primero aparecieron, así que los dientes inferiores del frente y luego los de arriba se aflojarán primero. Generalmente un diente de leche no se afloja hasta que el diente permanente de abajo empieza a empujar para salir. Una vez que empieza a aflojarse, puede llevar unas semanas hasta que se cae.
Mientras no se observe irritación ni inflamación en la zona de las encías alrededor del diente, lo mejor es dejar que el proceso siga su curso. Cuando el diente ya esté muy flojo y «a punto», casi saldrá solo. Esto ocurre, muchas veces mientras el niño come o simplemente después de empujarlo con la lengua durante algún tiempo. Pero, si esto no ocurre, es el momento de que un adulto ponga manos a la obra.
Si querés conocer acerca de dientes flojos en adultos te recomendamos leer nuestro artículo: “Dientes flojos en adultos: causas y tratamientos”.
Técnicas para extraer un diente flojo
Siempre recomendamos acudir a un odontólogo o dejar que siga su proceso y se desprenda solo el diente. Lo más recomendable es ayudar al diente a moverse y aflojarse con la lengua, no con la mano ya que esta puede introducir gérmenes en la boca y provocar una complicación.
Sin embargo existen algunas técnicas difundidas y te la explicamos acá.
Ayudarse con las manos
Como explica la Academia Americana de Pediatría, otro método recomendado hoy en día es muy simple. Solo se necesita una gasa, un pedacito de papel higiénico o un pañuelo descartable, se toma con firmeza el diente y se da un tirón seco hacia afuera. Tras la extracción del diente, con frecuencia se produce una pequeña hemorragia. En ese caso, hay que indicar al menor que se enjuague la boca, colocar luego una gasa sobre la encía y pedirle que la muerda durante unos minutos (lo que tarde la sangre en coagular y cicatrizar).
Uso de hilo
El método más tradicional consiste en el uso de un hilo o cuerda, con la que se hace un pequeño lazo y se tira del diente para extraerlo. Hoy en día, esta práctica está desaconsejada, entre otras cosas porque podría generar mucho miedo en el pequeño. Sin embargo, algunos niños lo llevan bien y hasta les puede resultar divertido. Siempre y cuando el diente esté lo bastante flojo, no representa mayores riesgos.
Uso de la puerta
El uso de la puerta es otra de las tácticas más conocidas para extraer un diente de leche flojo. Suele atarse el extremo de un hilo al diente y el otro extremo lo amarran a la manija de la puerta. Después, se cierra la puerta con fuerza con la esperanza de arrancar el diente. Hoy en día esta práctica también está desaconsejada ya que además de ser traumático para los niños, es un procedimiento muy agresivo para el diente. Hay que tener mucho cuidado porque este movimiento puede romper la raíz y causar mucho dolor.
Uso de elementos
Esta es la opción menos indicada y generalmente son los propios niños quienes lo hacen. Es muy importante, evitar que el niño empuje su diente con objetos como palillos, cepillo de dientes, cubiertos y otras cosas que puedan lastimarlo. Es muy común que sientan la necesidad de sacarse el diente flojo pero el uso de estos objetos, puede ser peligroso ya que pueden no estar lo suficientemente limpios y de esta manera causar infecciones, además los objetos pueden dañar las encías y otros elementos dentales.
Riesgos
Si bien cada técnica tiene su riesgo, es importante conocer otros problemas que influyen en la extracción de un diente flojo. A continuación, te dejamos los 4 riesgos más habituales:
Personas que sangran mucho
Es necesario saber qué hacer para prevenir el sangrado después de sacar un diente, qué se debe hacer para detener el sangrado y cómo hacer una sutura para unir firmemente la encía. En este sentido, se recomienda asistir de urgencia al odontólogo más cercano.
Personas enfermas del corazón
Estas personas con frecuencia toman medicinas que contienen anticoagulantes que no permiten que la sangre se coagule como por ej. la heparina. Es necesario preguntar qué medicina está tomando la persona, para saber si contiene o no anticoagulante
Personas alérgicas
Se puede tener alergia con algunas medicinas como la aspirina, penicilina, eritromicina u otros que se usan con frecuencia al momento de usar algún anestésico para el dolor por extracción de dientes.
Personas diabéticas
Una herida en este tipo de personas puede infectarse. Es por eso que hay que tener cuidado al hacer la extracción, por si se presenta una infección de antibióticos.
La mejor solución
Desde Bis Salud creemos que lo más importante es la actuación de tu odontólogo de confianza. Los profesionales de Odontopediatría son quienes van a ayudar a que la boca de los más pequeños esté sana. Como hemos explicado, existen muchos riesgos al someterse a una extracción dental casera. La extracción de un diente es un procedimiento médico serio que además de ser doloroso, se puede perder mucha sangre y desarrollar una infección si no se aplica el cuidado adecuado.
Fuentes:
- Donde no hay dentista (2005) Cap 14: Cómo sacar un diente. EE.UU.[Link]
- Souza, A.C.R.A., Normandia, C.S., Melo, L.T., López Alvarenga, R., & Souza, L.N.. (2011). Dientes neonatales: Reporte de un caso y revisión de la literatura. Avances en Odontoestomatología, 27(5), 253-258. [Link]
